lunes, 9 de febrero de 2009

Lírica renacentista

Uno de los sonetos que veremos en clase y que nos va a mostrar numerosas de las características y atractivos de la lírica renacentista es el soneto XIII de
Garcilaso de la Vega.

En él veremos el amor no correspondido, el ideal imposible de alcanzar (neoplatonismo heredado a través de Petrarca), el uso de la mitología para plasmar los sentimientos amorosos del poeta, la descriptio puellae, el ideal de belleza femenino (más desarrollado en el soneto XXIII), la presencia de los elementos de la naturaleza (en la que veremos proyectado el dolor del poeta), etcétera.
Pero, para que os resulte más fácil entender este soneto, recordemos el mito del que se valió Garcilaso de la Vega para plasmar el dolor por la pérdida de su gran amor Isabel Freyre.

Mito
Apolo quiso competir con Cupido en el arte de lanzar flechas. Cupido, dios del amor, ante la osadía de Apolo, planeó vengarse de él. Por eso, decidió usar sus flechas: al hermoso dios le lanzó una de sus flechas de oro, las que causaban un amor inmediato, y a la ninfa Dafne la hirió con otra flecha, pero en este caso, para provocar el rechazo amoroso.
De esta manera, cuando Apolo vio un día a Dafne se sintió herido de amor y se lanzó en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto contrario, huyó de él. La ninfa corrió y corrió hasta que agotada pidió ayuda a su padre(Zeus/Río Peneo), el cual determinó convertir a Dafne en laurel para salvarla.
Cuando Apolo alcanzó a Dafne, ésta iniciaba la transformación (momento que recoge el soneto que leeremos): su cuerpo se cubrió de dura corteza, sus pies fueron raíces que se hincaban en el suelo y su cabello se llenó de hojas. Apolo, desesperado contempló esta transformación, y se abrazó al árbol echándose a llorar (tal y como recogen los tercetos) y dijo: Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria.


Ahora podremos comprender mejor este soneto:

Soneto XIII

A Dafne ya los brazos le crecían,
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro escurecían.

De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!

Convendría, para la clase, que en una segunda lectura os fijarais en cómo se usan los adjetivos epítetos para "pintar" esta transformación (en los cuartetos), en las antítesis y sus efectos, en los hipérbatos, las interjecciones, las hipérboles, el valor del uso de los tiempos verbales, etcétera. Y sobre todo, sería estupendo, que lograrais disfrutar un poquito de su lectura. ¿Es mucho pedir?


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, yo no soy de la clase, pero he disfrutado mucho con este soneto (uno de mis favoritos), y más cuando aparece junto a la estatua de Bernini.

Por cierto, una curiosidad: la flecha que Cupido le disparó a Dafne era de plomo ;)

Susana

Anónimo dijo...

Hola, yo tampoco soy de la clase. Pero me gusta dar de comer a los animalitos, pues alimento un poquito a este blog.

Bueno esto me llena de orgullo, poder responder a una duda de la reina del Trivial. La persona que no utiliza almohada, sino una enciclopedia.

La flecha que recibió Dagne era de plomo y con la punta redondeada, por ser una flecha de desamor. Al contrario que la de Apolo, que era de oro y bien afilada.

Besos del mítico héroe que ganó a Susana al Trivial (con la inestimable ayuda de los peces del fondo del río).

Patricia dijo...

http://moskimerak.wordpress.com/materiales-para-estudiar-lengua/

Este blog tiene unas cosillas colgadas de lengua y análisis sintáctico.

Además de otros tipos de entradas.

Quizás te interese.

Avenida de la Palabra dijo...

Gracias, Patricia, cualquier aportación en bienvenida.

;-)MMG